El 4 de marzo de 2020, el Tribunal Supremo publicó una sentencia en la que confirma la usura de las Tarjetas Revolving, dando la razón a los usuarios que habían adquirido una deuda perpetua con diversas entidades financieras.
Este método de pago no hace referencia a una simple tarjeta de crédito, ya que el consumidor no abona al siguiente mes las compras que haya realizado. En su lugar, divide los pagos de baja cuantía en cuotas muy pequeñas, alargando el abono de la deuda durante meses, e incluso años.
El problema reside en que las entidades han estado llevando a cabo esta operativa con el fin de establecer unos intereses de hasta el 27%, convirtiendo una pequeña compra en una deuda de importancia y, además, ligando al consumidor a ella durante un amplio plazo temporal.